A veces la mejor música requiere horas de práctica y gran concentración, pero otras veces solo hace falta una sesión de improvisación con los amigos.
Quizás has trabajado durante meses en una canción, retocando, ajustando, buscando constantemente nuevos modos de mejorarla. O quizás solo tocas cuando tienes buenas sensaciones.
No obstante, cuando estás bajos los focos es siempre el mejor momento. De repente, las lecciones de música, la intensa práctica, el dinero ahorrado para instrumentos: todo merece la pena.