Una gran concentración e inmersión total en el juego: eso es lo que hace falta para ser el mejor. Dedicas cada segundo a entrenar tu concentración y probar tus reflejos para ser tan rápido como ellos.
El equipo adecuado para jugar es fundamental, buscas constantemente la configuración más rápida, el asiento más cómodo: lo que haga falta para centrarte completamente en el próximo reto.
Eres un jugador de equipo y la sensación de euforia de ganar un partido te acerca aún más a tus compañeros de equipo. El rival más difícil puede ser un oponente un día y un buen amigo al día siguiente.